Sainz vuelve, Leclerc no se va
Precioso soleado sábado y rojo Ferrari en la primera línea. Con Leclerc se contaba, pero a Sainz se le esperaba desde hace tiempo y no terminaba de llegar. Su sólida clasificación este sábado, más teniendo en cuenta el accidente del viernes, espanta de un plumazo cualquier duda: el madrileño parte segundo y aspira a todo en el GP de Miami con Verstappen y Checo Pérez a sus espaldas. Los dos Red Bull parecían la referencia en este circuito plagado de rectas, pero cuando Ferrari apretó, hizo lo que tenía que hacer.
Todo se decidió en el intento decisivo de la Q3, ahí Mad Max partía con ventaja. La primera vuelta de los tres tenores fue impresionante, Max, Charles y Carlos en menos de una décima. En el segundo, se destacó el monegasco en el segundo sector y ahí el español ya no pudo alcanzarle, se le fueron dos décimas irrecuperables. La sorpresa fue ver fuera de juego a Verstappen por un error en el primer sector, acusando el sobreviraje, y una vuelta final a la basura. Aun así, luchará por la victoria. Como Pérez. Como Leclerc. Como Sainz.
En la Q1 pasaron algún apuro Hamilton y Alonso, quienes hasta el último momento no salvaron el corte. Y eso que solo habría cuatro eliminados en vez de cinco, porque Ocon no participó en la clasificatoria. Su fuerte accidente en los entrenamientos obligó a Alpine a sustituir el chasis, dañado, y no se pudo reparar a tiempo. En la Q2, el asturiano se quedó a 32 milésimas de salvar el listón. Su fin de semana prometía vistos los entrenamientos, pero la extrema igualdad en la zona media le envía al centro del pelotón. Parte undécimo, delante de un Mercedes, el de Russell. Los comisarios revisaron si Sainz entorpeció a Fernando en su último intento, pero no encontraron nada que debiera sancionarse.
Expectación en Miami
Se espera a 82.500 aficionados en Miami Gardens que elevarán el acumulado del fin de semana a unos 240.000. Entre las caras conocidas, LeBron, Jordan, Beckham, las hermanas Williams y un sinfín de celebrities que acuden al Hard Rock Stadium para ver y ser vistos. Este gran premio se erige como el evento del año a este lado del Atlántico, o eso persigue Liberty Media. Las gradas no han lucido del todo abarrotadas aún, aunque los asistentes sin asiento se agolpan por cada resquicio alrededor de los viales para sentir la velocidad de la Fórmula 1. El hype es máximo, pero todavía falta lo más importante para convencer a Norteamérica de las bondades de este deporte: un espectáculo de carrera.
