Alonso y su amigo Ocon ya no se guardan ni las formas
El Alpine de Fernando Alonso, rodando por el trazado de Interlagos. /
GP de Brasil
La refriega entre los pilotos de Alpine destroza sus opciones en una carrera al sprint que ganó Russell por delante de Sainz y Hamilton
Fernando Alonso ha dejado muchas frases a lo largo de su carrera que son muy recordadas. Desde aquel «motor de GP2» como calificó al Honda de McLaren, pasando por una que, quizá, podría haber repetido en esta carrera corta de Brasil. Estando aún en Ferrari, en 2012, dijo una realidad que no todos cumplen: «Todo el tiempo debes dejar espacio». En aquel momento estaba luchando con Lewis Hamilton y podía ser campeón, pero diez años después hubiera venido igual de bien decir lo mismo.
El matiz, y es clave, es que quien le echó de pista en la curva 4 de la primera de las 24 vueltas del sprint de Brasil fue Esteban Ocon. Su compañero, al menos hasta Abu Dabi, sigue demostrando carrera a carrera que no hace prisioneros cuando tiene que defender una posición o atacar. Esta vez le tocó la china a Alonso, como podía haber sido a cualquier otro piloto, con el matiz clave de que el español es el único piloto al que no debía defender de una manera tan agresiva.
El problema no fue tanto esa defensa al límite de Ocon, sino lo que hizo después. Alonso, con el alerón delantero dañado ya por ese incidente inicial, intentó pasar a su compañero, pero este con un ínfimo pero destacable movimiento de volante se lo impidió en plena recta. Una acción peligrosísima a la que Alonso no pudo reaccionar, y que le causó la pérdida del alerón del todo. Resultado: el asturiano tenía entrar en boxes a cambiar el morro, y el propio Ocon perdía un rendimiento clave que al final les lastró a ambos. Alonso acabó la carrera decimoquinto, Ocon decimoctavo y Alpine sin puntos y con sus dos pilotos obligados a remontar desde muy atrás.
¿Quién tiene la culpa? Debatible, pero hay una realidad clara: si Ocon no hubiera estrangulado a Alonso (su propio compañero) hasta hacerle salirse, este no hubiera sufrido un latigazo en su coche con el que golpeó el lateral del monoplaza del francés, cuyas consecuencias no se vieron solo en ese mal rendimiento en las vueltas siguientes sino que cuando llegó a meta salió ardiendo. Todo se podría haber evitado si Ocon supiera comportarse con sus compañeros, una característica que le ha acompañado desde que empezó en la Fórmula 1.
Alonso no dijo aquello de «todo el tiempo debes dejar espacio», pero sí un par de radios que resonarán en Alpine durante unos días. «He perdido el alerón delantero gracias a nuestro amigo», dijo primero, para después ser más contundente en un mensaje que iba dirigido a sus aún jefes, culpables de tantas cosas este año que este incidente ni siquiera les va a afectar. «Me ha empujado en la curva 4. Y luego, finalmente, también me ha empujado en la recta. ¡Bien hecho!», ironizaba el asturiano. Después de la carrera, su enfado no era menor, aunque lo mostrara sonriendo. «Me da la risa, estando decimoquinto y decimoctavo, es muy divertido. Es lo que suele pasar siempre que salimos juntos, el año pasado lo evité varias veces y este año casi me lleva contra el muro en Yeda y también en Hungría. Tarde o temprano pasan estas cosas, no puedo decir nada», recordó el español, que desde el decimoquinto puesto tratará de obtener «buenos puntos» para el equipo en su lucha contra McLaren.
Russell trinca una merecida victoria
El inesperado poleman Kevin Magnussen duró lo justo, como era previsible, al frente. En cuanto Max Verstappen tiró de coche, el danés se fue atrás… pero no para que ganara el neerlandés. El bicampeón acabó fuera del podio (que no es tal, ya que la F1 insiste en no considerar la carrera al sprint como una carrera, y por eso no hay ceremonia con toda su pompa y boato), por detrás de un George Russell que ganó tras una intensa pelea con él, demostrando que la primera victoria ‘pata negra’ de Mercedes está mucho más cerca. Tras él acabó un Carlos Sainz que sigue conformándose con las migajas y que en su lucha por llegar a lo más alto incluso se llegó a tocar con el propio Verstappen. Hamilton, tercero, mira ya con ojos golosos la posibilidad que se le brinda para este domingo.